Las barbacoas pueden ser usadas durante todo el año pero con la llegada de la temporada estival es cuando más se utilizan, porque a todos nos gusta salir de casa, socializar y tomar o comer algo con la familia y los amigos. Por esta razón es por la que las barbacoas han adquirido tanto éxito actualmente y son, sin lugar a dudas, una de las mejores excusas para pasar un buen día. Si hay una característica que tienen en común todas las barbacoas, sin importar su tamaño, materiales de construcción, si son portátiles o de obra, por ejemplo, es que todas deben ser limpiadas tras su uso, o el menos debería ser así, no solo por higiene sino que todas las barbacoas deben tener un mantenimiento periódico para que esté siempre en las mejores condiciones posibles. En este caso, todas las barbacoas cuentan con unas rejillas de metal, las cuales son donde se depositan los alimentos para que sean cocinados y siempre deben ser limpiadas. ¿Cómo se pueden limpiar correctamente las parrillas de las barbacoas? Cada persona tiene su forma de limpiar estos objetos pero casi todas coincidirán en que una de las mejores formas es utilizar un cepillo para parrillas de cerdas de metal con los que acabar con cualquier resto de comida que pudiera quedar incrustado en la parrilla de las barbacoas. Pero no solo basta con un cepillo de estas características, actualmente existen en el mercado un gran número de productos especialmente diseñados para la limpieza de las barbacoas, aunque con los siguientes productos quedará reluciente:
Si se quiere algo más en profundidad se puede cambiar el cepillo por el estropajo de acero humedecida en agua jabonosa y aplicar la presión suficiente como para acabar con cualquier resto de suciedad. Después sólo hay que enjuagar bien y dejar que seque.
En el caso de las barbacoas a gas tendremos que apagar la parrilla y dejar que el calor acabe con cualquier resto de comida aunque para asegurarnos le tocará el turno al cepillo de metal para eliminar aquellos restos más incrustados o si no se debe usar el estropajo de acero para dejarlo todo completamente limpio y después se puede utilizar un trozo de papel de cocina. Si todavía no ha quedado bien la parrilla puede usarse de nuevo el estropajo de acero con agua caliente y jabón, frotando con la fuerza suficiente como para eliminar cualquier resto que haya podido quedar y ya solo quedará enjuagar la rejilla y dejar que se seque completamente.
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Todos sabemos que cualquier producto nuevo trae consigo una pátina de fábrica así como un olor característico, algo que sucede tanto en productos tecnológicos como en otros artículos como pueden ser las barbacoas. En este caso hay una forma para acabar con ese acabado que suelen tener prácticamente todas las barbacoas y se llama secado o curado. Lo que suelen hacer muchas personas a la hora de estrenar las barbacoas es hacer este proceso de secado, con lo que se acaba con todos los productos químicos de fábrica y cualquier clase de impureza que viene de serie y puede alterar notablemente el sabor de los alimentos. Además este proceso a realizar en las barbacoas hace que no se oxide la parrilla dado que proporciona un revestimiento especial que puede conseguirse con tan solo estar unas dos o tres horas. Vamos a compartir con todos vosotros los pasos a seguir para realizar este proceso en las barbacoas y que vuestro primer evento gastronómico tenga el mejor sabor posible, el de la carne. Para ello se necesitarán:
Proceso de curado Comenzaremos usando una esponja o un paño en agua caliente con lo que limpiar a fondo todos los recovecos de las barbacoas: parrilla, cámara de asar y la tapa. Después de hacerlo aplicaremos el aceite vegetal en aerosol o manteca vegetal. En este último caso, aplicaremos la manteca vegetal con una hoja de papel parafinado a toda la superficie interior de las barbacoas. Echaremos en el depósito el saco de carbón natural para barbacoas, aproximadamente unos 5 kilos, y lo echaremos en el centro de la parrilla. Enterraremos un arrancador eléctrico de carbón antes de poner en marcha el dispositivo. Tras ello abriremos todas las rejillas de ventilación de las barbacoas para que haya un flujo máximo de aire y haya una buena combustión y dejaremos que el arranque eléctrico se quede entre el carbón unos 10 minutos aproximadamente hasta que comience a chisporrotear y echar humo. Después retiraremos el arrancador de carbón, desconectaremos el dispositivo y usaremos el hierro de arranque para poder repartir el carbón encendido de manera uniforme sobre toda la cámara de combustión y dejaremos el arranque apartado para que pueda enfriarse. Cerraremos la tapa de la barbacoa y dejaremos que se caliente entre unos 150 y 205 grados centígrados y se quedará así entre una hora y media y dos horas, hasta que la grasa que hemos aplicado con anterioridad y pueda formarse una capa de recubrimiento protector de color oscuro en la parrilla. El último paso del proceso de curado en las barbacoas es dejar que las cenizas y los restos de carbón que no se han quemado se enfríen completamente antes de retirarlos, tras lo que ya estará lista para ser utilizada, no agregue sabores a la primera comida y la parrilla esté protegida correctamente. |
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abril 2016
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